Que se trate de una exposición pictórica en una galería o de una performance en un espacio público, todo artista necesita que su obra llegue al público más adecuado para él. Por esta razón es tan importante la figura del curador, un profesional que se ocupa de la selección de los artistas y de sus obras, además de organizar el evento y promoverlo. En las últimas décadas este papel está despertando un interés creciente y, por lo tanto, requiere un mayor nivel de especialización, que incluye tanto las competencias técnicas como la capacidad de lectura del presente y de los temas de debate que lo caracterizan.
A efectos prácticos, el trabajo del curador abarca una gran variedad de actividades. Entre ellas, la definición del tema y del concepto de un evento artístico (ya sea una exposición, una actuación u otro evento), la búsqueda y selección de las obras, la elección del lugar (galería, espacio público, museo, etc.), la planificación de todos los detalles del evento, el diseño del montaje y de la disposición de las obras de arte dentro del espacio, la creación de todos los materiales informativos y promocionales (desde la redacción del comunicado de prensa hasta la publicidad en los canales digitales). En este trabajo, por lo tanto, es necesario evaluar tanto los aspectos artístico-culturales como aquellos vinculados con la comunicación, sin olvidar los detalles organizativos, como la gestión del presupuesto o la seguridad de las obras. Estas responsabilidades pueden variar según el tipo de organización en la que se trabaja (galerías, museos, empresas, proyectos independientes, etc.) y el proyecto.
Cómo se puede deducir del apartado anterior, el curador se encarga de varios aspectos, aunque su objetivo principal es que el evento artístico se exitoso y, por consiguiente, promueva el trabajo del artista. Para conseguirlo, son necesarias competencias amplias y variadas. A seguir presentamos algunas de ellas.
Competencias técnicas relacionadas con el arte: conocimiento de la historia del arte y constante actualización acerca de la misma; capacidad de lectura de las obras y de comprensión de los conceptos sobre los que se fundan; capacidad de diseño del montaje de una exposición y de un recorrido expositivo coherente.
Conocimientos en ámbito socio-cultural: curiosidad y actualización sobre los temas relevantes de la contemporaneidad, amplio espesor cultural.
Competencias administrativas: capacidad de gestión del presupuesto y conocimiento de los vínculos administrativos y burocráticos; gestión de espacios y estructuras.
Comunicación: redacción de textos y apoyo a la gráfica en la promoción online y offline del artista.
Habilidades blandas: capacidad de relacionarse con el artista y de vehicular su diálogo con el público, buenas capacidades organizativas.
Si en el pasado la figura del curador a menudo se derivaba de la del artista, el galerista o el crítico, hoy en día este papel está cada vez más definido. Por lo tanto, también cuenta con un recorrido formativo dedicado. En NABA, la formación comienza con el Grado en Pintura y Artes Visuales y se completa con el Postgrado en Artes Visuales y Estudios Curatoriales. En el primero se sientan las bases para mover los primeros pasos en el mundo del arte. El segundo, en cambio, garantiza una práctica curatorial altamente especializada con un enfoque específico a la cultura visual, la estética y las dinámicas sociales.
Grado en Pintura y Artes Visuales
Postgrado en Artes Visuales y Estudios Curatoriales